Es doctor en Sevilla y en Suramérica, especialmente en Ecuador. Sabe de vacas mucho más que de mujeres. Haciendo balance de su paso por lo que lleva vivido, que no es poco, la única conclusión que saca es que no se arrepiente más que de cuando hizo daño.
Nunca tuvo vicios secos, salvo fumar, y los húmedos los ha ido abandonando poco a poco. Sus amores se reparten entre su mujer, sus hijas, sus nietas y nietos, tres yernos, algunas amigas y algunos amigos de siempre, además de los perros y los caballos que le acompañaron en parte de su aventura de vivir.
Y no se arrepiente, dice, porque está convencido de que volvería a repetirse cayendo en los mismos errores a pesar suyo, aunque por el contrario repetiría gustosamente los mismos amores.