(Zaragoza, 1959). Es licenciado en Filología Clásica.
Poco o nada inquieto por las mie-
les del reconocimiento o los laureles de la posteridad, lleva excavando medio siglo, verso a verso, en las galerías del alma.
Insobornable enemigo de los prejuicios de la modernidad, pero consciente de pedir un imposible, volvió su vista hacia otras criaturas más logradas, que, fieles a su norma, perseveran ajenas a la Historia.
El florilegio aquí ofrecido quiere ser una muestra de su trayectoria creativa. Su obra, de corte escatológico e intimista, se halla poblada de referencias cultas, de pulimiento rítmico y formal, de recreación mistérica, de metafísico arrebato, de espiritualidad e interrogación lacerante ante el enigma del tiempo y de la eterna pregunta.
Clasicismo formal y audaz imaginería, maldición y plegaria reunidos, y un revolucionario empeño en restituir en sus derechos a las fuerzas elementales dan aliento a los lances de este hacedor de versos, que, si un minuto te pide, caminante, no es que robe tu tiempo. Es que en ellos se habla de ti.