Nato de la hornada del 62 en el muy humilde barrio vigués de Wichita. Muy tímido y a la vez honrado y trabajador, anduve, como se suele decir ,“a rastras” por los peores empleos del mundo, pero ojo, no por los trabajos en sí, no, nada de eso, si acaso, por el acoso de la élite empresarial que en sus enmarañados negocios pretendieron ganar diez de donde solo se puede quitar uno. Y es que en este país, empresario puede ser cualquiera o eso, es lo que se ve.
Ahora, creo llegado el momento de dar mi opinión por escrito y quiero empezar con este pequeño relato novelado. Se llama “una de piratas” y mi único deseo es que os guste, así como haceros pasar un buen momento de lectura.