(1978). Soy merideño pero nunca he vivido en Mérida. Crecí en Caracas sin ser caraqueño y hoy, vivo en Sevilla sin ser andaluz.
Quizá, no ser de donde vives te defina de algún modo, no lo sé. Lo que sí sé es que pocas cosas me definen como el oficio de escribir. Hablo con mis manos, pienso con las teclas y sueño en renglones blancos y negros. Escribo desde que tengo memoria, escribo lo que pienso pero no pienso lo que escribo.
Pretendo mostrar lo que mis manos dicen y lo que mis sueños construyen. Mis obras anhelan ser espejos de realidad, una muy ajena o muy propia, según los ojos que la lean.