Trabajar la trama narrativa es igual que hacerlo con la creación de un tejido. Los hilos, como elementos fundamentales, se unen a la urdimbre para crear un todo creativo, original y único.
Sin embargo, la trama suele confundirse con otros términos que poco o nada tienen que ver con ella. Conocer la diferencia entre ellos puede ser el primer paso para iniciarnos en la escritura con mayor seguridad.
Diferencia entre tema, argumento y trama
Aunque a priori pudiera parecer que estamos hablando de los mismos conceptos, la diferencia entre ellos es notable.
- El tema es la idea general que subyace en la historia que vamos a narrar. Puede tratar sobre el valor, la valentía, la esperanza, el amor, el miedo…
- El argumento es el conjunto de hechos que queremos contar y que se unen en una estructura cronológica, siendo la base de la trama y que bien podría ser una especie de sinopsis superficial.
- La trama es el conjunto de elementos que aparecen en la narración y su forma de entrelazarse. O lo que es lo mismo: la manera de presentar esas acciones, realizadas por los personajes, y que necesariamente poseen una relación causa-efecto.
Los elementos que componen la trama
Según la RAE, trama es: «La disposición interna, contextura, ligazón entre las partes de un asunto u otra cosa y, en especial, el enredo de una obra dramática o novelesca». Ser capaces de combinar bien todos y cada uno de los elementos que componen esa trama es fundamental para que nuestra narración tenga coherencia y, por tanto, comunique a la perfección a nuestro lector. Por ello es importante que todo lo que va a suceder tenga un porqué, que venga determinado por algo y que, por lo tanto, exista una relación causa-efecto. Nada de lo que aparezca en ella ha de ser baladí o superfluo.
Pero para que esto suceda debemos tener en cuenta los tres elementos fundamentales que la componen:
El protagonista
Incluso aunque existan una multitud de personajes en nuestra obra, es importe saber quién es el personaje principal. Se trata de aquel en quien recae todo el peso de la acción y, por ello, ha de ser el más trabajado y el que resulta más complejo. En él se centra lo que llamamos la «pregunta dramática», es decir, una pregunta que el lector se hará durante la lectura de la novela y cuya respuesta obtendrá una vez finalizada dicha lectura.
El objetivo
Para que avance la trama del relato, es necesario que el personaje tenga un objetivo. Las acciones que se producen en esa persecución para conseguirlo es lo que va conformando la trama. Si lo consigue o no será el resultado de los acontecimientos que hayan ido sucediendo, sin olvidar que toda acción tiene sus consecuencias lógicas.
El conflicto
El conflicto es fundamental para que nuestra historia funcione. Es así como una vez planteado el objetivo que pretende conseguir nuestro personaje, es necesario colocarle suficientes obstáculos en el camino para que resulte interesante. Algunas de estas trabas pueden ser externas, como los personajes antagonistas, los designios divinos o la propia naturaleza; pero también pueden ser internos, como los miedos, la vergüenza o los traumas.
La estructura de la trama
Aunque pudiera parecer que la trama es un término inventado por la literatura moderna, nada más lejos de la realidad. Ya en el siglo IV a.C., el filósofo Aristóteles dejó unas importantes reflexiones acerca de la narrativa y de como se estructuran las obras literarias. En su tratado titulado «Poética» nos define la trama como «el alma de la tragedia» definiendo los tres puntos clave que conforman la estructura de toda obra literaria.
El planteamiento
Para iniciar una obra literaria es necesario hacerlo de la manera adecuada, para ello deben cumplirse tres objetivos fundamentales: introducir al lector en la acción; darle algunas claves para que pueda meterse en la historia; y presentar al personaje de forma sutil pero en el que ya descubrimos su gran pregunta dramática. Vamos a dar mucha información pero, sin que parezca que lo estamos haciendo.
El nudo
Es la parte central de nuestra narración y es el lugar en el que se desarrolla toda la acción. Suele ser el que ocupa el mayor espacio en la obra ya que contiene toda la información de los personajes y las situaciones a las que van llegando.
El desenlace
Por regla general es la parte más breve del relato, especialmente en la literatura actual. Sin embargo no debemos olvidar la gran responsabilidad que conlleva. Es el momento de unir todos los cabos sueltos que han quedado a lo largo de la aventura literaria. Debe ser sorprendente, inesperado pero lógico.
Tipos de trama
Según la literatura clásica, las tramas narrativas se clasificaban en dos grupos:
- Simples: en las que solo se desarrolla una intriga.
- Compuestas: en la que confluyen dos o más intrigas articuladas entre sí y que acaban encontrándose en algún lugar del relato.
Sin embargo, en la literatura actual la división es mucho más amplia. Destacamos:
1. Trama paralela
En ella se cuentan dos historias o más que tienen una conexión. Aunque puedan aparecer a lo largo del relato como independientes, llegan a encontrarse para dar coherencia al desenlace.
2. Trama de revelación
Es aquella que sucede cuando el conflicto principal de la historia queda resuelto, dándose por zanjado debido a causas que no son motivadas por los protagonistas.
3. Trama de resolución
Es el protagonista el que encuentra la respuesta a su gran pregunta dramática y la solución a su conflicto. Tanto si es favorable como no, la historia queda cerrada y, como siempre decimos, de forma coherente.
4. Tramas modernas
La literatura es como un ser vivo en plena evolución. Es así como, gracias a la imaginación y creatividad humana, se van ampliando las maneras de enfrentarse a la estructura que supone la trama narrativa. Algunas de las más novedosas son:
- Calidoscópica. La trama se estructura en numerosos fragmentos que, aparentemente, parecen desiguales pero que tienen su coherencia. Un ejemplo es Rayuela de Cortázar.
- Progresiva. La trama va creciendo progresivamente a partir de ir incorporando elementos, como es el caso de Ensayo sobre la ceguera de Saramago.
- Espiralada. Se retoman elementos que han aparecido anteriormente a medida que avanza el relato. Un ejemplo puede ser la El corazón tan blanco de Javier Marías.
- Paralelística. Es una combinación de dos historias totalmente diferentes pero que caminan de forma paralela a lo largo de toda la narración. Un ejemplo es: La inmortalidad de Milán Kundera.
Conclusiones
Para escribir un libro, consideramos fundamental conocer con exactitud los elementos y la estructura de la trama, así como saber diferenciar trama, argumento y tema.
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