Cualquier tarea que vayamos a realizar en nuestro día a día, requiere ciertas dosis de concentración, dedicación exclusiva y tiempo. Es importante, y muy necesario, saber gestionar nuestro tiempo. Así sentiremos que tenemos un control sobre nuestra vida y no es la vida la que parece que nos está controlando a nosotros. Una de las peores sensaciones que pueda sentir el ser humano es la que nos lleve a pensar que estamos perdiendo el tiempo, que la vida se nos escapa entre los dedos y somos habitantes de un constante vacío infructuoso.
Por ello, es importante saber gestionar con eficacia ese tiempo, consiguiendo lograr los objetivos que nos hayamos marcado. De forma tradicional, existen distintos métodos que resultan especialmente eficaces a la hora de organizar nuestro tiempo de trabajo. Incluso aunque tu dedicación sea artística, casi altruista y te produzca el mayor placer, debes saber organizar tus tareas para sacar el mayor beneficio posible. Mucho más, si tu deseo es dedicarte a la escritura.
No todo es producto de la inspiración
La mayoría de escritores, especialmente los noveles, creen que todo su trabajo va a basarse en la inspiración y únicamente se sientan a escribir cuando les visita esa chispa caprichosa, que en la mayoría de los casos, es poco fiable. Es cierto que esa extrema lucidez aparece casi por arte de magia y debes atraparla al vuelo, pero luego está el trabajo puro y duro, el de la rutina, el de dedicarle su tiempo preciso y necesario.
Todos los escritores tienen sus métodos particulares. Por ejemplo, Ken Follet trabaja como un funcionario, de 9 de la mañana a 4 de la tarde. Según él mismo nos cuenta: «Me gusta llevar una vida ordenada, en todos los sentidos. La inspiración por sí sola no sirve para nada. Hace falta disciplina: tienes que quedarte en el escritorio aunque no se te ocurra nada.»
¿Qué es la técnica Pomodoro?
Ya tenemos claro que para ser un buen escritor es necesario tener controlado un hábito de escritura determinado. Cada cual empleará el suyo de la manera que le resulte más eficiente. Si no tienes ninguno o no sabes cómo empezar, la técnica Pomodoro te va a ser especialmente útil. Y verás porqué.
La técnica Pomodoro consiste en usar un temporizador, reloj o cualquier otra técnica de medición de tiempo para organizar distintos tiempos de trabajo. La idea es que, durante ese tiempo que tú has decidido, estés centrado en la realización de esa tarea, sin permitir ningún tipo de distracción que te haga salirte de ese objetivo.
Existe una técnica patrón que suele ser la más usada gracias a su eficacia. Se trata de utilizar 25 minutos de trabajo y 5 minutos de descanso. Cada cuatro o cinco sesiones de trabajo, con sus respectivas pausas, pondremos un descanso de 15 minutos.
Cómo utilizar la técnica Pomodoro para escribir
Aunque esta técnica es útil para cualquier tipo de actividad, es en la escritura donde podemos sacarle un partido especial, sobre todo porque el escritor tiende a dispersarse entre un sinfín de tareas a la vez: creación del mapa mental, búsqueda de características de los personajes, ambientación de la novela, la lógica en un hecho determinado o la propia tarea de escribir. Tanto es así que, con frecuencia, perdemos toda una mañana sin centrarnos en nada y sin haber conseguido dar ningún paso en la creación de nuestra novela.
Con la técnica Pomodoro esto no sucede. Quizás este ejemplo te pueda servir:
- 25 minutos de trabajo: realización del mapa mental o conceptual.
- 5 minutos de descanso.
- 25 minutos de trabajo: caracterización del personaje principal.
- 5 minutos de descanso.
- 25 minutos de trabajo: buscar en Google lugares inspiradores en los que puedan desarrollarse nuestra historia.
- 5 minutos de descanso.
- 25 minutos de trabajo: escribir.
- 5 minutos de descanso.
- 25 minutos de trabajo: escribir.
- 15 minutos de descanso.
Cómo ponerlo en práctica
Puedes aprovechar el fin de semana o un momento libre durante cualquier día para organizarte tu plan de escritura y así no salirte del objetivo marcado. Anota, de forma clara y específica, cómo vas a dividir tus tiempos de trabajo. Hazlo de forma real y sin marcarte cimas inalcanzables ya que, al no conseguirlas, caerás en la frustración y, por tanto, en el deseo de abandonar la tarea. Piensa en el tiempo del que vas a disponer y reparte los bloques de manera que sean fáciles de lograr.
Busca la mejor manera para medir ese tiempo de trabajo: el típico temporizador de cocina, la alarma del móvil, una aplicación, un reloj de arena o, como hace Isabel Allende, una vela que dura exactamente el tiempo que se ha marcado para escribir. Una vez has encontrado el mejor método, pon tu tiempo a correr y céntrate, en exclusividad, en la tarea que has elegido.
Es importante, y necesario, que no te despistes con nada y que tus pensamientos estén centrados en esa tarea hasta que suene se acabe el tiempo. Entonces debes desconectar, obligatoriamente, con el fin de que tu mente se relaje. Pasados esos 5 minutos, que puedes emplear para echarle un ojo a tus redes sociales, hacer una llamada o tomarte un café, de nuevo vuelve a contar el tiempo en el siguiente objetivo o en la continuación del mismo, según hayas marcado tus pautas.
El método Pomodoro es especialmente efectivo para escritores ya que te obliga a poner el foco en la tarea que te has propuesto. Es muy fácil que, en los trabajos artísticos, el creador acabe dispersándose en mil ideas a la vez, consiguiendo una pérdida de tiempo absoluta que acaba desembocando en otro trabajo frustrado. Ponlo en práctica ya y verás como aumenta tu productividad.
En ediciones ende conocemos numerosas técnicas que te permiten un mayor aprovechamiento del tiempo y una mayor concentración ya que, como hemos comentado anteriormente, no todo es producto de la inspiración.